Estudio de caso módulo 1

En la época de Navidad hay mucho trabajo en la tintorería Seca-net, por lo que Gertrudis, la dueña del negocio, ha contratado a Javi y Edna para que le echen una mano. Ambos jóvenes son estudiantes y durante las vacaciones escolares les viene muy bien ganarse unos pocos euros. Para Gertrudis la falta de experiencia no representaba ningún problema puesto que, según les explicó el primer día de trabajo, la faena era fácil y se aprendía sobre la marcha. Principalmente, se trataba de cargar y descargar el género de las máquinas de lavar, repasar las prendas acabadas, embolsar la ropa limpia y atender a los clientes cuando fuera preciso. Javi sólo preguntó si usaban guantes para trabajar, a lo que Gertrudis contestó que no porque eran un engorro para ciertas tareas, como el planchado o al trato con los clientes. Así que, tras recibir estas breves explicaciones, los dos jóvenes se pusieron rápidamente a trabajar. Hoy la mañana está resultando muy ajetreada.
Desde primera hora del día han ido entrando un gran número de limpiezas de abrigos, trajes y vestidos urgentes que se suman a una larga lista de entregas pendientes para la tarde. Gertrudis está atacada de los nervios, pero procura hacer frente a la situación y acelerar, en la medida de lo posible, los procesos de trabajo. Así que, mientras plancha, no le quita el ojo de encima a la máquina de limpieza en seco, que está a punto de terminar. En cuanto se detiene, Gertrudis reclama la ayuda de Javi para que retire inmediatamente toda la ropa del interior del bombo, con el fin de que ella pueda volver a cargarlo, sin dilación. Mientras está en ello, se da cuenta de que casi no queda percloroetileno en el depósito de la máquina y que debe reponerlo. Enojada por el inoportuno incidente, se dirige con paso fuerte hacia las estanterías donde están los productos químicos que usan en la tintorería: jabones, desmanchantes, el percloroetileno y otros disolventes. Gertrudis coge por el asa un bidón grande, cuyo deteriorado aspecto denota el paso del tiempo. La etiqueta pegada en su frontal está rota y sucia, por lo que es imposible identificar lo que contiene. Gertrudis regresa hasta la máquina de limpiado y vierte el producto en el depósito hasta alcanzar el límite señalado. En el recipiente queda un resto de percloroetileno que Gertrudis trasvasa a un pequeño bote de plástico transparente, con el fin de aprovecharlo.
Después lo coloca en la estantería, junto con los demás productos. Mientras tanto, Javi ha dejado las prendas limpias sobre la pila de ropa destinada al planchado, que está cercana a su puesto de trabajo, y reanuda la faena. El joven está incómodo. El olor “típico” que habitualmente reina en la tintorería hoy es más fuerte que de costumbre y desde hace un rato se siente ligeramente mareado. Javi continúa trabajando sin decir nada, por no generar problemas. En una de las prendas que repasa, el joven localiza una gran mancha que no desaparece. Para solucionarlo, va en busca de algún quitamanchas más fuerte o de alcohol. Javi se apresura hasta la estantería donde se almacenan los productos de la tintorería —tiene mucho trabajo— y, tras darles un rápido vistazo, elige el bote en el que Gertrudis ha trasvasado el percloroetileno, confundiéndolo por el del alcohol.
Javi regresa hasta su puesto de trabajo, abre el bote y empapa un trapo con el peligroso líquido. Después, frota una y otra vez la persistente mancha—que se le resiste— hasta que empieza a sentir escozor en los dedos. El chico se detiene, los ve enrojecidos y nota que el picor va en aumento. Lo primero que se le ocurre es chuparse los dedos para tratar de calmar el maldito escozor, pero, en lugar de conseguirlo, empieza a notar la misma sensación desagradable en la boca. Entonces sí que se asusta. Pálido como la cera, busca con la mirada a sus compañeras y grita varias veces sus nombres. Edna y Gertrudis acuden alarmadas junto a él y Javi les cuenta lo sucedido. Gertrudis ve el botellín con el percloroetileno y se da cuenta de la confusión. Cuando lo explica en voz alta, Edna le pregunta por la ficha de seguridad del producto, con el fin de saber qué pueden hacer para ayudar de inmediato al joven, a lo que Gertrudis responde: ¿De qué ficha me hablas?

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